Estudio alerta por ruido en Bogotá
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Foto: Colprensa
5 Oct 2025 10:53 AM

"En Bogotá el silencio es un lujo que solo pueden pagar los estratos altos", advierte Universidad Nacional

Miguel Andrés
Galvis
Más del 85 % de las zonas residenciales de Bogotá superan los límites legales de ruido establecidos, tanto en el día como en la noche.

Un estudio de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) revela que el acceso al silencio en la capital está directamente relacionado con la capacidad económica de sus habitantes, convirtiéndose en un indicador de inequidad urbana.

La investigación, desarrollada por Andruss Mateo Ávila Silva, especialista en Análisis Espacial de la UNAL, analizó datos de las estaciones de monitoreo ambiental del Distrito junto con información sobre pobreza, densidad poblacional y uso del suelo. El estudio permitió identificar los sectores donde la contaminación sonora es más intensa y cómo esta situación se asocia con las condiciones socioeconómicas de la población.

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“Durante el día apenas el 12 % de las viviendas residenciales cumplen la norma de 65 decibeles establecida por la Resolución 0627 de 2006. En la noche la situación es aún más crítica, pues solo el 0,3 % de las áreas habitacionales permanece dentro de los límites legales”, explicó el investigador.

Localidades con mayores índices de ruido en Bogotá

El estudio señala que las localidades con mayor contaminación sonora son Bosa, Kennedy, Ciudad Bolívar y Rafael Uribe, ubicadas en el sur y suroccidente de la ciudad. En estos sectores, la mezcla de usos del suelo —viviendas junto a talleres, comercio, bares o transporte pesado— genera una exposición constante al ruido. En contraste, zonas como Chapinero alto y Usaquén mantienen niveles sonoros por debajo de los límites establecidos, lo que las convierte en los pocos lugares donde todavía se puede descansar con relativa tranquilidad.

En sectores como Kennedy, Bosa y Ciudad Bolívar los niveles de ruido superan los 70 decibeles, cifra que corresponde a zonas industriales o de espectáculos nocturnos.

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La investigación identificó que las principales fuentes de ruido provienen del tráfico vehicular, las rutas de transporte público y las actividades comerciales. Las grandes avenidas actúan como “corredores de ruido” que afectan barrios enteros, especialmente en áreas con alta densidad poblacional y bajos ingresos.

El estudio también evaluó el acceso a los llamados “refugios sonoros”, como parques y bibliotecas. Los resultados muestran que solo un tercio de los bogotanos vive a menos de un kilómetro de un espacio silencioso. Sin embargo, muchos de estos lugares se ven afectados por la congestión vehicular o por la realización de eventos masivos que alteran su función de descanso. Casos como el Parque El Tunal o el Parque Entre Nubes ilustran cómo los entornos que deberían ofrecer silencio están rodeados de ruido urbano.

Mapa de Ruido en Bogotá
"Mapas que muestran las zonas de Bogotá más afectadas por el ruido, en donde se superan los niveles normales permitidos por la regulación colombiana", según el estudio de la Nacional.
Foto: Andruss Mateo Ávila Silva, especialista en Análisis Espacial de la UNAL.

El índice U3 y la injusticia sonora

Para medir las desigualdades sonoras, Ávila diseñó el índice U3, que combina los niveles de ruido con variables de pobreza, densidad poblacional y acceso a espacios tranquilos. Este indicador mostró que más de la mitad de la ciudad se encuentra en zonas de alto impacto sonoro y una cuarta parte en situación crítica. Las áreas más afectadas coinciden con los sectores de menor ingreso y mayor densidad habitacional.

“El silencio se distribuye de forma desigual. Donde hay precariedad económica y desorden en los usos del suelo, el ruido es constante. En cambio, los barrios cerrados o planificados ofrecen condiciones de calma”, explicó Ávila. De acuerdo con el estudio, la desigualdad sonora es una expresión de la injusticia ambiental y social en la capital.

El análisis se basó en los registros de ruido entre 2021 y 2024, cruzados con datos del Censo Nacional de 2018 y con mapas de uso del suelo, parques y bibliotecas. Mediante técnicas de interpolación geoestadística y modelos de accesibilidad, se estableció una correlación entre el ruido y las condiciones de pobreza en Bogotá.

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El informe también advierte sobre las consecuencias del exceso de ruido en la salud y la convivencia. Según cifras distritales, las denuncias por ruido figuran entre las principales causas de llamadas al 123, junto con las riñas y los conflictos entre vecinos. La exposición prolongada a altos niveles de sonido puede afectar el descanso, la concentración y las relaciones sociales.

El investigador plantea que el silencio debe ser reconocido como un bien común y parte del derecho a la ciudad. “Dormir sin sobresaltos, estudiar sin interrupciones o caminar sin el ruido constante del tráfico debería ser una condición básica de vida urbana”, añadió.

El trabajo fue dirigido por el profesor Gabriel Triana Zárate, del Departamento de Geografía de la Universidad Nacional, y hace un llamado a fortalecer las políticas públicas orientadas a regular y redistribuir los espacios de silencio en la ciudad. Según los autores, la planeación urbana debe incluir la gestión del ruido como un componente esencial para garantizar la equidad y la salud de los habitantes.

Fuente
Sistema Integrado Digital