
Con la aprobación de la Ley 2507, Colombia reconoce a los deportes electrónicos (esports) como disciplina oficial dentro del Sistema Nacional del Deporte. La norma establece un marco para regular, estructurar y promover esta actividad, con el objetivo de integrarla a la política deportiva y abrir una vía formal para su desarrollo profesional y competitivo.
Marco legal y protección al jugador
La ley fija obligaciones y límites claros: reconoce competencias en ámbitos profesionales y amateur, prohíbe mecánicas “pay-to-win” que afecten la equidad en la competencia y obliga a formalizar ligas, federaciones y clubes en el plazo de un año. Además, incorpora lineamientos sobre salud física y salud mental, establece criterios de seguridad digital y plantea límites de edad para proteger a los jugadores.
En lo operativo, la norma impulsa la creación de estructuras de gobernanza para los esports y define mecanismos para la protección del talento. También contempla medidas para evitar prácticas comerciales que distorsionen el juego competitivo y ordena la articulación institucional entre entidades deportivas, educativas y regulatorias.
Impacto económico, territorial y educativo
Las proyecciones del sector señalan que la industria de videojuegos y esports podría generar más de 600 millones de dólares en Colombia para 2025. La ley apunta a aprovechar ese potencial mediante incentivos para el desarrollo de hardware y software, y mediante alianzas internacionales que fomenten la inversión y la exportación de servicios y eventos.
Otro eje de la norma es el fomento territorial: se promueve la mejora de la conectividad y el acceso a tecnología en zonas rurales con el fin de ampliar la base de practicantes y reducir brechas digitales. En paralelo, la ley invita a integrar los esports en proyectos educativos y de formación técnica para desarrollar capacidades en programación, diseño y gestión de eventos digitales.
Actores y próximos pasos
Organizaciones del sector ya existentes, como espacios de encuentro y entrenamiento, deberán adaptarse al nuevo marco y participar en la creación de ligas y federaciones. La Fundación Sandbox y otras entidades del ecosistema han señalado la importancia de articular esfuerzos entre empresas, universidades y gobiernos locales para instalar iniciativas de formación y desarrollo.
La implementación exigirá coordinación entre ministerios, entidades deportivas y la industria privada. En el primer año, las autoridades deberán reglamentar aspectos técnicos y administrativos, validar las condiciones de salud y seguridad para los jugadores e impulsar programas de formación y apoyo a emprendedores del sector.
Sobre este avance, Diana Patricia Arenas Blanco, CEO de la Fundación Sandbox, indicó que los esports no son solo entretenimiento, sino una industria que genera oportunidades, disciplina y colaboración. Desde la Fundación, afirmó, se entienden como un espacio legítimo de formación para el futuro.
Un paso hacia la profesionalización
Con la entrada en vigor de la Ley 2507, los esports dejan de ser una actividad informal para integrarse a la agenda pública. El reconocimiento legal abre la puerta a estructuras organizadas, protección para los practicantes y estímulos para la industria, y plantea el reto de garantizar su desarrollo de manera equitativa y sostenible.
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