Obra tirada por el IDU deja estación cerrada y ciudadanos en peligro

En Bogotá se desarrollan actualmente más de 1.200 obras de movilidad con el propósito de mejorar los tiempos de desplazamiento, optimizar el sistema de transporte público y reducir los frecuentes trancones que afectan a millones de ciudadanos diariamente.

Si bien algunos proyectos avanzan de manera satisfactoria como la Primera Línea del Metro, que ya supera el 60 % de ejecución otras intervenciones han generado preocupación por su evidente retraso. Tal es el caso de la estación Pradera de TransMilenio, ubicada sobre la Avenida de las Américas, que permanece cerrada desde hace varios meses.

Veedores denuncian abandono y retrasos del IDU

Jhon, ciudadano y veedor de obras públicas en la capital, hizo pública su denuncia a través de un video grabado el pasado domingo 3 de agosto de 2025, en el que muestra las condiciones actuales de la estación Pradera. Según él, la obra es una muestra clara de las que denomina como “interminables del IDU”.

“Nos encontramos en la Avenida las Américas, justo al lado del Éxito. La estación Pradera lleva meses abandonada. Hacemos veeduría porque este tipo de retrasos afectan a miles de usuarios”, señaló Jhon en su publicación. Además, cuestionó el manejo del Grupo 3 de la Troncal Avenida 68, donde asegura que obras mal drenadas han dejado charcos permanentes y pasos peligrosos.

La preocupación crece al saber que la entrega de este tramo, inicialmente prevista para el 2025, ahora fue aplazada para 2026, según declaraciones recientes del director del IDU.

Inseguridad y riesgo para los usuarios

La falta de avance en las obras no solo representa un atraso en la infraestructura, sino que también tiene efectos en la seguridad ciudadana. Usuarios frecuentes de la zona han reportado problemas como poca iluminación, falta de vigilancia y desvíos peatonales inseguros que aumentan el riesgo, especialmente en horas de la noche.

En el cruce de la Avenida de las Américas con la Avenida 68 se ejecutan múltiples frentes de obra, lo que ha transformado el entorno en un sector caótico y vulnerable para quienes deben caminar o tomar transporte público. Mientras tanto, miles de ciudadanos siguen esperando respuestas claras del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU).

¿Y el compromiso con el transporte público?

La ciudadanía exige mayor transparencia en los cronogramas y una ejecución eficaz de los contratos. Aunque el desarrollo de infraestructura es clave para el futuro de Bogotá, el abandono de puntos estratégicos como la estación Pradera genera desconcierto y pone en entredicho el compromiso institucional con la mejora del Transporte Público.

Por ahora, mientras continúan las denuncias y las promesas de cumplimiento, los usuarios deben asumir el costo de caminar más, enfrentar inseguridad y soportar el deterioro de una infraestructura que, lejos de facilitar la movilidad, la complica cada día más.

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