En Cundinamarca, la vida de las abejas sin aguijón empieza a florecer nuevamente gracias a un proyecto que combina ciencia, compromiso ambiental y amor por la naturaleza.
De interés: Contaminación del aire en Bogotá rural: Mochuelo bajo la lupa de la CAR
La Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), junto con la Gobernación Departamental, puso en marcha una iniciativa que busca proteger a estas pequeñas polinizadoras, vitales para los ecosistemas y la producción de alimentos.
¿Qué son los hoteles para abejas y por qué son tan importantes?
Los llamados meliponarios son estructuras especialmente diseñadas para albergar a las abejas nativas sin aguijón, también conocidas como meliponas.
Estos refugios permiten el manejo sostenible de las colonias y promueven la conservación de especies que enfrentan amenazas por la deforestación, el uso de pesticidas y el cambio climático.
En total, 11 meliponarios fueron instalados y entregados en igual número de municipios del departamento, entre ellos Puerto Salgar, La Vega, Nimaima, Girardot, Tocaima, Apulo, Cachipay, La Mesa, Silvania y Tibacuy. Cada uno funciona como un "hotel" natural que ofrece cobijo y alimento, garantizando la supervivencia de especies que hoy cumplen un papel esencial en la polinización de los cultivos y los bosques.
Estas estructuras favorecen la conservación de las abejas, sirven como espacios educativos y de sensibilización comunitaria. En ellos, las comunidades rurales pueden aprender sobre la importancia de estos insectos y su impacto en el equilibrio del entorno.
En otras noticias: Tanques de agua lluvia mejoran la vida de miles de familias en Cundinamarca
Cundinamarca fortalece la conservación de sus ecosistemas
De acuerdo con Nidia Riaño Rincón, subdirectora general de Cultura y Gobernanza Ambiental de la CAR, este tipo de proyectos permiten recuperar los servicios ecosistémicos del territorio y fortalecer la relación entre las personas y la naturaleza.
"Gracias a estas iniciativas, se promueve un equilibrio ambiental. Los meliponarios sirven como centros de aprendizaje y conciencia sobre las abejas nativas y la relevancia de la polinización", explicó la funcionaria.
Además, estas estructuras ofrecen protección frente a las inclemencias del clima y a sus depredadores naturales, al tiempo que facilitan el almacenamiento de la miel de palo, un producto artesanal y nutritivo elaborado por las meliponas.
Lea también: Tras 20 años de ocupación, CAR recuperó terreno de alto valor ambiental
Un paso firme hacia un futuro sostenible
El proyecto hace parte del Plan de Acción Cuatrienal 2024 – 2027 de la CAR, cuyo objetivo es impulsar soluciones basadas en la naturaleza para restaurar la biodiversidad y proteger los ecosistemas estratégicos de Cundinamarca.
Los meliponarios instalados contribuyen además al fortalecimiento de las interacciones bióticas entre abejas y plantas, un intercambio vital que favorece la reproducción de especies en zonas de bosque seco tropical y humedales, ecosistemas presentes en varios municipios beneficiados.
Con esta apuesta, la región avanza en la construcción de un modelo de desarrollo que pone la vida en el centro, donde las abejas no solo encuentran refugio, sino también esperanza.