
Con más del 60% de avance, la Primera Línea del Metro de Bogotá no solo promete reducir los tiempos de viaje, sino también mejorar la experiencia de los usuarios frente a problemas comunes en TransMilenio, como los empujones y la falta de espacio en las estaciones. El anuncio se hizo durante la llegada del primer vagón al país, donde se presentaron detalles sobre el sistema automático que tendrá el metro.
Trenes sin conductor y con tecnología de punta
El gerente de la Empresa Metro, Leonidas Narváez, explicó que los trenes serán 100% automáticos y no tendrán conductor. Su operación estará controlada de manera remota desde dos centros de control: uno ubicado en el patio taller y otro en la estación central, en la intersección de la calle 26 con la Caracas.
Este sistema permitirá que los trenes circulen con intervalos de hasta 90 segundos, dependiendo de la demanda. Además, la comunicación en tiempo real permitirá ajustar la frecuencia según la cantidad de pasajeros en cada estación, detectar obstáculos en la vía y aislar sectores en caso de emergencias, además los usuarios podrán identificar que vagones están vacíos para poder abordar el tren, garantizando la continuidad del servicio.
Un metro pensado para mover más gente
La Línea 1 del Metro de Bogotá tendrá 23,9 kilómetros de extensión, con 16 estaciones elevadas, 10 de ellas integradas a troncales de TransMilenio. Operará con 30 trenes de seis vagones, eléctricos y con capacidad para transportar hasta 1.800 pasajeros por viaje. De estos, solo 292 podrán ir sentados, mientras que la mayoría deberá viajar de pie, una característica común en sistemas de alta capacidad a nivel mundial.
Con una velocidad promedio de 42,5 km/h, se espera que los ciudadanos del suroccidente puedan llegar al nororiente de la capital en cerca de 30 minutos, reduciendo drásticamente los tiempos actuales.
Beneficios urbanos y ambientales
Más allá de la movilidad, el metro busca transformar el espacio público y la calidad de vida de los bogotanos. La obra beneficiará directamente a 2,5 millones de personas, incluirá renovación de andenes y ciclorrutas, y aportará a la reducción de emisiones de CO₂ gracias a que funcionará con energía 100% eléctrica.
El proyecto se enmarca dentro de un sistema de transporte integrado que conectará con la futura Línea 2 del metro, TransMilenio y rutas zonales. Según Narváez, el sistema automático permitirá una operación más eficiente y segura, ofreciendo una alternativa sostenible frente al actual colapso del transporte en la ciudad.
El reto: comodidad frente a capacidad
Aunque la llegada del primer vagón es motivo de celebración, también abre el debate sobre la comodidad de los usuarios. Con apenas 292 sillas por tren, conseguir un puesto podría convertirse en un lujo, mientras que la mayoría deberá permanecer de pie durante el trayecto. La discusión está servida: ¿será suficiente con reducir los tiempos de viaje para compensar los viajes en vagones atestados?
Lo cierto es que el Metro de Bogotá avanza como una de las obras más importantes de la capital y, de cumplirse los plazos, será inaugurado en 2028. Su éxito dependerá no solo de la rapidez en la construcción, sino también de la capacidad de ofrecer un transporte eficiente, seguro y digno para los millones de bogotanos que esperan con ansias subirse al primer vagón.
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