
Parto exprés en San Victorino: “Los bebés vienen cuando quieren, no cuando uno les diga”
Un día cualquiera de rebusque y bullicio en San Victorino terminó con una historia que pocos creerían si no la contaran las propias protagonistas: dos patrulleras de la Policía ayudaron a traer al mundo a un bebé en plena pañalera.
Le puede interesar: Nuevos desvíos para ir a San Victorino: evite caos por las obras del Metro
Sí, así como lo lees. Fue el 25 de junio de 2025, cuando las uniformadas Leidy Quiñones y Heidi Hernández estaban patrullando el centro de Bogotá. Estaban cerca del centro comercial La Pajarera, cuando el vigilante las abordó con urgencia: "¡Hay una señora en trabajo de parto!"
“¡Ayúdenme, soy policía!”: el llamado que cambió el día
Las patrulleras no dudaron un segundo. Corrieron hacia la pañalera y allí encontraron a la mujer teniendo contracciones fuertes. La sorpresa fue mayor cuando uno de los acompañantes de la mujer —también policía— les dijo angustiado: “¡Ayúdenme, por favor, que yo también soy compañera!”
No te quedes sin leer: Comerciantes del centro de Bogotá perderán plata: ventas se verán afectadas
Leidy y Heidi sabían que no podían dejarlo solo. En ese momento, el bebé ya venía en camino. Con la ayuda de los empleados del local, tomaron lo que había a la mano: toallitas, cobijas y todo lo necesario para recibir al recién nacido y limpiarlo.
Nació antes de lo esperado y en el lugar menos pensado
El parto estaba programado para el 6 de julio, pero como dicen por ahí, “los bebés vienen cuando quieren, no cuando uno les diga”. Y este pequeño decidió llegar con anticipación, en pleno corazón de Bogotá, entre pañales, clientes y vitrinas.
“Yo entré justo cuando ya el bebé había salido. Lo único que hice fue pedir que lo cubrieran y lo limpiaran”, relató la patrullera Heidi, aún conmovida por el momento.
Lea más: Policía de Bogotá se pone 'avispa': lanza plan que pone fin a atracos en trancones
Más que policías, mujeres valientes y humanas
Para estas dos uniformadas, lo que pasó va más allá del deber. Fue un acto de humanidad pura. “Uno siempre ayuda a la gente común, pero este era un compañero de uniforme. Eso nos dio más valor para actuar sin miedo”, dijo Leidy.
Ambas destacan que lo más importante fue proteger la intimidad de la madre, controlar la situación y garantizar que el bebé estuviera bien. “Fue algo que nunca había vivido. Uno siente miedo, pero también emoción. Es una experiencia única”, agregó.
Más noticias: 'Qué elegancia la de Francia': San Victorino y El Restrepo tienen las pintas más gomelas de Bogotá
Un mensaje para las mamás
Leidy y Heidi aprovecharon para enviarle un mensaje a todas las mamás: que estén siempre alertas, porque un parto puede llegar sin avisar. “Sean berracas, valientes, de raza… y cuiden a sus hijos como lo más sagrado”, concluyeron.
San Victorino ese día no solo fue lugar de rebajas, sino de un milagro inesperado: el nacimiento de un niño que eligió llegar al mundo justo donde venden pañales. ¿Casualidad o destino? Nadie lo sabe, pero de que fue inolvidable… ¡lo fue!
Conozca a dos patrulleras que recibieron el milagro de la vida y son la fiel muestra de que el amor transpasa toda frontera conocida.
Este relato, hace parte de nuestra serie #Historias, acompáñenos para que se adentre en el 'Nacimiento entre sirenas'.https://t.co/e5I3BUwASd
— Policía Metropolitana de Bogotá (@PoliciaBogota) July 18, 2025