
El Programa de Alimentación Escolar (PAE) es una estrategia nacional que busca mejorar la nutrición y permanencia de estudiantes en el sistema educativo público a través de la entrega de alimentos durante la jornada escolar. En Chía, la Secretaría de Educación organizó una jornada de supervisión con la participación de personeros y contralores escolares para revisar el funcionamiento del programa a nivel local.
El pasado martes 22 de julio, estudiantes representantes de distintas instituciones educativas oficiales del municipio participaron en una visita a la bodega del operador encargado de distribuir los alimentos del PAE. Esta actividad tuvo como propósito conocer de cerca los procesos logísticos y sanitarios que garantizan la entrega de los productos a las sedes escolares.
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Ruta del PAE en Chía: control desde el almacenamiento hasta la entrega
Durante el recorrido, los estudiantes pudieron observar cómo se almacenan los alimentos, los protocolos de higiene, las condiciones de conservación y la forma en que se organizan las entregas a los colegios. La nutricionista Sandra Ramírez, de la Secretaría de Educación, explicó que la jornada también permitió recoger inquietudes y observaciones por parte de los participantes, quienes aportaron ideas para mejorar la calidad del servicio.
Los estudiantes destacaron que esta visita les permitió comprender el alcance del programa y su impacto en la salud escolar. Se comprometieron a mantener la vigilancia como representantes de sus compañeros, con el fin de asegurar que el PAE se cumpla adecuadamente en cada institución.
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Compromiso estudiantil y control social del PAE
Esta iniciativa forma parte de una estrategia más amplia para fortalecer los mecanismos de control social sobre el PAE en el municipio. La Secretaría de Educación reiteró su invitación a todos los estudiantes a participar activamente a través de los Comités de Alimentación Escolar, espacios creados para escuchar sugerencias, resolver dudas y garantizar la transparencia del programa.
La jornada dejó en evidencia que los estudiantes no solo son beneficiarios del programa, sino también actores clave en su supervisión. Su rol como personeros y contralores escolares se consolida como una herramienta fundamental para asegurar que los alimentos lleguen en condiciones óptimas a las instituciones y que se cumpla el objetivo principal: promover la permanencia estudiantil con una alimentación saludable y digna.