Nivel de embalses, ¿cómo llegan a noviembre?: vea si aguantan o se quedan cortos
En épocas de lluvia, como la que atraviesa actualmente Bogotá y Cundinamarca, los embalses se convierten en un punto clave de atención. Estos gigantes de agua no solo garantizan el suministro a millones de personas, también cumplen un rol vital en el control de inundaciones y la regulación de los ríos.
De acuerdo con El Instituto Distrital de Gestión de Riesgos y Cambio Climático (IDIGER) entre octubre y diciembre, la ciudad y su región enfrentan la segunda temporada de lluvias del año, con aumentos en las precipitaciones de hasta un 60 %, especialmente en sectores del sur, centro-occidente y suroccidente.
Este comportamiento está directamente ligado al fenómeno de La Niña, que genera más nubosidad y lluvias intensas, afectando desde la movilidad hasta el estado de las viviendas más expuestas.
En este panorama, los niveles de los embalses vuelven a ser tema de conversación. Tras la sequía histórica del año pasado, las lluvias han permitido su recuperación y hoy en día se sigue monitoreando constantemente.
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¿Cómo llegan los embalses a noviembre?
Con corte al 1 de noviembre de 2025, la CAR presentó los niveles actuales de los embalses principales. El panorama muestra variaciones importantes según la zona, aunque en general se mantiene el equilibrio.
Embalses del norte: con buena reserva, pero bajando
El Agregado Norte, que agrupa a los embalses de Neusa, Sisga y Tominé, presenta un nivel del 64,26 % con tendencia descendente. Este conjunto, vital para el abastecimiento de varias poblaciones, ha perdido 0,395 millones de metros cúbicos en los últimos días.
- Neusa: 85,69 %, con tendencia descendente.
- Sisga: 69,88 %, también descendente.
- Tominé: 60,34 %, comportamiento estable.
Aunque el volumen es aún favorable, la disminución progresiva en dos de los tres embalses marca un punto de alerta moderada.
Embalses del sur: niveles altos y en ascenso
El Agregado Sur, conformado por Chisacá y Regadera, registra un 83,89 % con tendencia ascendente, recuperándose frente al reporte anterior.
- Chisacá: 80,07 %, aumento de 0,054 millones de m³.
- Regadera: 91,90 %, leve disminución.
Este grupo muestra un comportamiento positivo, sin señales de saturación ni riesgos.
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Sistema Chingaza: un punto clave que empieza a descender
Uno de los sistemas más importantes para Bogotá, el Sistema Chingaza, bajó al 85,08 %, con una tendencia descendente y una reducción de 0,540 millones de metros cúbicos.
- Chuza: 92,32 %, tendencia ascendente.
- San Rafael: 60,26 %, pérdida de 1 millón de m³.
Este contraste obliga a un seguimiento más fino, dado el peso estratégico de este sistema en el abastecimiento de la capital.
El Hato: comportamiento estable, pero en descenso
Con un nivel del 74,10 %, el embalse El Hato también muestra una tendencia descendente, aunque leve. La pérdida registrada es de apenas 0,017 millones de metros cúbicos, por lo que no representa un riesgo inmediato.
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¿Cómo se ve el panorama con estos números?
El verdadero reto de esta época y durante todo el año es mantener el equilibrio: asegurar agua suficiente para el consumo humano sin poner en riesgo a las comunidades ni al entorno. Por eso, los embalses se siguen de cerca, especialmente en esta época de lluvias intensas.
Estar informados sobre su comportamiento permite entender el clima y también ayuda a valorar la importancia de estos cuerpos de agua que sostienen gran parte de la vida en Bogotá y Cundinamarca.