Estos agentes dejarán de ser simples herramientas para convertirse en compañeros de trabajo, lo que implica un rediseño profundo en las estructuras organizacionales. “Las empresas deberán adaptarse a modelos más ágiles, con menos tareas manuales y menos capas de supervisión, mientras crece la demanda de perfiles capaces de integrar criterio humano con autonomía tecnológica”, explicó Gonzalo Montón, líder de BCG X en Latinoamérica.
En Colombia, esta tendencia se conecta con la evolución en la gestión del talento, que pasó de evaluaciones intuitivas a sistemas predictivos basados en datos y metodologías estandarizadas. De acuerdo con THT, las pruebas más usadas en selección son el perfil comportamental (42 %) y los test de valores (21 %), mientras competencias como liderazgo e inteligencia emocional ganan protagonismo.
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IA en la contratación y en la oficina
La digitalización ya cambió la forma de atraer talento: portales de empleo, pruebas psicométricas breves y analítica del proceso son la norma. Ahora, la IA organiza hojas de vida, propone preguntas, resume entrevistas y automatiza la comunicación, mejorando la experiencia del candidato sin reemplazar la decisión humana.
El estudio revela que 76 % de los ejecutivos percibe a la IA como colega, lo que anticipa un aumento del 250 % en la delegación de decisiones tecnológicas en los próximos años. El reto será fortalecer las capacidades humanas para trabajar con sistemas inteligentes y garantizar marcos éticos sólidos.
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¿Qué significa para los trabajadores?
Menos tareas repetitivas, más colaboración con sistemas autónomos y una exigencia clara: desarrollar habilidades blandas y criterio estratégico para convivir con la tecnología. El futuro laboral ya no es solo digital, es inteligente y autónomo.