
En muchas casas de Colombia, el guiso no puede faltar a la hora de cocinar. Es ese saborcito que le da vida a los fríjoles, a las lentejas, al arroz con pollo y hasta a una buena arepa rellena.
Pero no cualquier guiso, hay uno que queda más rico, espesito y lleno de sabor, como lo hacían las abuelas, que no se les pasaba ni un detalle en la cocina. A continuación, le hablamos sobre ese truco de la abuela que nunca falla y que puede mejorar cualquier almuerzo de domingo.
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¿Qué es el guiso colombiano y para qué sirve?
El guiso colombiano es una preparación hecha principalmente con tomate y cebolla frita, que sirve para sazonar múltiples platos típicos del país.
Se utiliza en recetas como los fríjoles antioqueños, el arroz atollado, el arroz con pollo, el sudado de carne, las lentejas y hasta en empanadas o arepas.
Además de darle color y sabor a la comida, el guiso ayuda a integrar todos los ingredientes de una receta y a potenciar su aroma. En la cocina casera colombiana, este frito es prácticamente infaltable.
Ingredientes para hacer un guiso colombiano paso a paso
Para preparar un guiso básico, se necesitan pocos ingredientes, fáciles de conseguir en cualquier plaza de mercado o tienda de barrio:
- 2 tomates bien maduros.
- 1 cebolla cabezona mediana.
- 1 diente de ajo (opcional).
- 1 cucharada de mantequilla (o aceite si se prefiere).
- Sal al gusto.
- Comino, color o pimienta (al gusto).
- Cilantro fresco (opcional).
Estos ingredientes se pueden ajustar según el tipo de plato o el gusto familiar.
¿Cómo hacer un guiso colombiano cremoso en casa?
Aquí va el paso a paso para que el guiso quede en su punto, con buena textura y ese sabor que transporta directo a la cocina de la abuela:
- Picar los ingredientes: se recomienda cortar finamente la cebolla y los tomates. Si se desea una textura más suave, se pueden pelar los tomates antes de picarlos.
- Derretir la mantequilla: en una sartén a fuego medio, se derrite la mantequilla. Aunque el aceite es común, la mantequilla le da un sabor más casero y cremoso.
- Fritar la cebolla: se agrega la cebolla y se deja sofreír hasta que esté bien transparente. Este paso es importante porque libera el dulzor natural de la cebolla.
- Incorporar el tomate: se añade el tomate picado junto con el ajo y los condimentos elegidos. Aquí empieza a formarse la base del guiso.
- Dejar cocinar a fuego bajo: el guiso debe cocinarse lentamente por al menos 15 a 20 minutos, hasta que el tomate se deshaga y la mezcla espese.
- Finalizar con cilantro: si se desea, se puede agregar cilantro fresco al final para dar un toque de frescura.
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Truco de la abuela para espesar el guiso y darle sabor
El truco que nunca falla es dejar que la cebolla y el tomate se cocinen bien, sin afanes. Nada de apagar la estufa cuando apenas está empezando a hervir. La clave está en darles su tiempo para que se deshagan por completo y el guiso tome esa textura espesa que tanto gusta.
Y si de mejorar el sabor se trata, la mantequilla es el ingrediente estrella. A diferencia del aceite, la mantequilla realza los sabores, da un toque cremoso y hace que el guiso quede con ese gusto “a comida de abuela” que todos reconocen desde el primer bocado.
Un buen guiso puede transformar por completo cualquier plato. No se trata solo de fritar ingredientes, sino de hacerlo con calma, con cariño y con ese truco que las abuelas siempre han sabido aplicar.
Cocinar con mantequilla y dejar que la cebolla y el tomate se derritan con paciencia puede marcar la diferencia entre una comida común y una que queda para el recuerdo.