
El aumento en los precios de los alimentos ha obligado a muchas familias a buscar alternativas que les permitan estirar el presupuesto sin sacrificar calidad ni nutrición.
Frente a esta realidad, se presentó una iniciativa que podría transformar la forma en que los hogares urbanos acceden a productos frescos y es cultivar sus propios alimentos.
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Según investigaciones recientes, hasta un 60 % de las hortalizas y verduras que consume una familia promedio pueden producirse en casa, siempre que exista un manejo adecuado del espacio y de los recursos.
Esta propuesta, liderada por la Facultad de Ingeniería de la institución de la Fundación Universitaria Salesiana, se materializa a través de la campaña "Cultiva salud, cultiva vida", que busca motivar a comunidades, empresas y conjuntos residenciales a diseñar huertas sostenibles que aporten a la seguridad alimentaria.
¿Por qué cultivar alimentos en casa ayuda a ahorrar?
Los especialistas en agroindustria sostienen que sembrar en balcones, terrazas o patios representa una oportunidad de ahorro económico y se convierte en una estrategia para mejorar la calidad de vida.
Una huerta casera bien planificada reduce la dependencia del mercado tradicional, disminuye el gasto en frutas y verduras y permite acceder a alimentos libres de químicos. Además, el compostaje con residuos orgánicos contribuye a disminuir la cantidad de desechos que terminan en los rellenos sanitarios.
En ciudades como Bogotá o Medellín, experiencias previas han demostrado que estas prácticas fortalecen la economía familiar, mejoran la nutrición y aportan a la conservación de la biodiversidad urbana, atrayendo polinizadores y favoreciendo el equilibrio ambiental.
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¿Por qué hacer una huerta urbana?
La Fundación Universitaria Salesiana subraya que las huertas urbanas deben verse como un mecanismo estratégico frente a la inflación y la crisis climática.
De acuerdo con Yasmín Duarte, Decana de la Facultad de Ingeniería, se trata de un modelo de autosuficiencia que "no solo garantiza alimentos frescos y saludables, sino que también fortalece los lazos comunitarios y reduce la huella de carbono".
Programas como "Terrazas Verdes" en Medellín y Bogotá, apoyados por empresas privadas, han beneficiado a más de 5.000 personas desde 2018.
Estos proyectos han demostrado que aprovechar techos, azoteas y espacios subutilizados puede marcar una diferencia significativa en la vida de las familias urbanas.
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¿Qué se necesita para iniciar una huerta en casa?
Los expertos recomiendan comenzar con recipientes sencillos como materas, cajas de madera o contenedores reciclados, siempre que tengan suficiente profundidad y buen drenaje.
El sustrato ideal combina tierra negra, humus de lombriz y material ligero como cascarilla de arroz, lo que asegura nutrientes y oxigenación.
En climas fríos, como el de la sabana de Bogotá, se pueden sembrar con éxito lechugas, acelgas, espinacas y hierbas aromáticas.
En zonas más cálidas, como Cartagena, las familias pueden optar por chiles, yerbabuena o espinaca. El secreto está en elegir las especies según el entorno y en asegurar al menos cuatro horas de sol directo.
10 claves para tener una huerta productiva
Para quienes desean iniciar este camino, la Fundación Universitaria Salesiana ofrece diez recomendaciones prácticas:
- Evaluar el espacio disponible y aprovechar balcones, terrazas o patios.
- Escoger recipientes con buena profundidad y drenaje.
- Preparar un sustrato balanceado que garantice nutrientes y aireación.
- Iniciar con plantas fáciles de cuidar como cilantro, albahaca o lechuga.
- Implementar riego en horarios adecuados, preferiblemente en la mañana o tarde.
- Sembrar por etapas para asegurar una cosecha continua.
- Aprovechar los residuos de la cocina para producir compost.
- Controlar plagas con métodos naturales como canela o agua jabonosa.
- Revisar el cultivo con frecuencia para detectar problemas a tiempo.
- Registrar fechas de siembra y cosecha para aprender de la experiencia.
Además del impacto económico, las huertas urbanas brindan beneficios emocionales y sociales. El contacto con la tierra se asocia con la reducción del estrés, mientras que la participación comunitaria fortalece la solidaridad entre vecinos.
La Fundación Universitaria Salesiana espera que esta estrategia inspire a más ciudadanos a sumarse a una cultura de autoconsumo responsable, donde cada planta cultivada en casa se traduzca en alimentos sanos, menos gastos y un aporte real al cuidado del planeta.