
El Metro de Bogotá: un sueño que nació hace décadas y se materializa en los 487 años de la ciudad
La capital del país avanza a paso firme con una obra que promete marcar un hito en cuanto a movilidad se refiere: el Metro de Bogotá. A la espera del reporte del mes de julio, según el último informe presentado por la alcaldía, esta importante obra alcanzó un avance del 57,57% con fecha de corte del 30 de junio.
Con el pasar de los meses, los habitantes de Bogotá han visto más cercana la posibilidad de recorrer la ciudad en 27 minutos, gracias a una extensión de 23,9 kilómetros de obra de la Línea 1 del metro.
En el marco de la celebración del cumpleaños número 487 de la capital del país, muchos ciudadanos ven con esperanza los avances del metro, una obra que por muchos años fue discutida, pero que, hasta ahora, a casi medio milenio de su fundación, parece ver la luz al final del túnel.
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¿Desde cuándo se quiere hacer el Metro en Bogotá?
Si bien desde hace un par de años fue que los habitantes de Bogotá comenzaron a ver las obras de la Primera Línea del Metro, lo cierto es que desde mediados del siglo XX esta idea comenzó a gestarse, pero nunca llegó a buen puerto.
La primera vez que Bogotá soñó con el metro fue en el año de 1942, cuando el alcalde Carlos Sanz de Santamaría ejecutó el primer estudio en la ciudad, que para ese entonces contaba con alrededor de 400.000 habitantes. Sin embargo, la administración se inclinó por el Trolebús como medio de transporte público.
Posterior a eso, en los años 50 se volvieron a hacer intentos para tener metro en Bogotá. En 1954, bajo la alcaldía de Roberto Salazar Gómez, se buscó hacer un nuevo estudio para la obra, pero el Concejo de Bogotá negó un préstamo para financiar el contrato.
Tres años más tarde, en 1957, el presidente en ese entonces, General Gustavo Rojas Pinilla, intentó contratar una firma para avanzar en la construcción del metro, pero el Frente Nacional no apoyó la idea y al final de su mandato la propuesta no trascendió. Además, a la ciudad comenzaron a llegar los buses que funcionaban a gasolina, lo cual le quitó fuerza a la idea del metro.
Para el año de 1966, la alcaldía de Jorge Gaitán Cortés propuso construir el metro por la Avenida Caracas, entre calles 68 y 22 sur, el cual tendría un recorrido de 12 kilómetros y cinco estaciones. Sin embargo, la idea nuevamente se desechó con el cambio de administración. Dos años más tarde, en 1968, el alcalde Virgilio Barco reservó 200 mil dólares para hacer otro estudio, pero tampoco prosperó.
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Con el pasar de los años y el incremento en la población de la capital del país, revivió la idea de construir metro. Incluso, entre 1974 y 1976, se pensó utilizar la línea férrea como línea del metro.
En 1981, durante la alcaldía de Hernando Durán Dussán, se presentó una propuesta que contemplaba tres líneas de metro subterráneo y dos periféricas. Se avanzó en los estudios para una línea de 23 kilómetros, y se recibió una oferta internacional por 1.800 millones de dólares, pero el proyecto no se concretó.
En 1992, el alcalde Juan Martín Caicedo propuso un acuerdo entre la Nación y el Distrito para construir el metro, pero no tuvo respaldo. Más adelante, con Jaime Castro como alcalde, se intentó crear la empresa Metro y concesionar la obra a 30 años, pero las dificultades financieras obligaron a archivar el proyecto.
Cabe recordar que, para ese entonces, varias ciudades de América Latina ya contaban con su respectivo metro desde hace varias décadas: Buenos Aires lo tenía desde 1913, Ciudad de México desde 1967, Sao Paulo desde 1974, Santiago de Chile desde 1975, Río de Janeiro desde 1979 y Caracas desde 1983.
En 1996, Antanas Mockus presentó un plan para una línea de metro de 40 kilómetros, pero su alto costo lo frenó. Al año siguiente, el gobierno nacional propuso un sistema integrado con tres líneas, pero una crisis fiscal y las restricciones de crédito internacional impidieron su avance.
En 1998 se firmó un preacuerdo para financiar el metro con recursos de la Nación y el Distrito, pero el plan fue reversado. Entre 2000 y 2003, el alcalde Enrique Peñalosa inició la compra de predios para el metro, con una estación proyectada en Bosa, aunque la prioridad se centró en la puesta en marcha de TransMilenio.
Durante la administración de Gustavo Petro, entre 2013 y 2015, se elaboró un estudio para un metro subterráneo estimado en $13,9 billones. Aunque el entonces presidente Santos entregó un cheque simbólico como respaldo, no había recursos asignados para iniciar la obra.
En 2016, el Concejo de Bogotá autorizó la creación de la empresa Metro de Bogotá S.A., lo que permitió dar un paso definitivo. Finalmente, tras décadas de intentos, la construcción del metro comenzó oficialmente en 2021.
Avances, obstáculos y lecciones del metro de Bogotá
El profesor de la Universidad Javeriana, Darío Hidalgo, exgerente del proyecto Metro de Bogotá (1998-2000) y exsubgerente de TransMilenio (2000-2003), recordó que cuando él lideró el proyecto del metro en la primera administración de Enrique Peñalosa, se contaba con estudios de factibilidad elaborados por el consorcio Ingetec y el respaldo del Gobierno nacional de Ernesto Samper. A pesar de los acuerdos previos, la llegada del gobierno de Andrés Pastrana cambió el panorama.
Entrevista al profesor Darío Hidalgo - Alerta Bogotá
Hidalgo detalló que el gobierno de Pastrana impuso nuevas condiciones debido a dificultades fiscales, entre ellas la crisis bancaria provocada por el sistema UPAC y el terremoto en el Eje Cafetero, lo que llevó a que se retirara el respaldo financiero al metro.
Ante esa situación, explicó, la administración de Peñalosa decidió enfocar los esfuerzos en un componente ya previsto dentro del sistema de transporte masivo: TransMilenio. Este comenzó a operar en el año 2000 y, según Hidalgo, permitió ampliar rápidamente la cobertura de transporte masivo en Bogotá durante sus primeros años.
Acuerdos entre nación y distrito: clave para avanzar en el metro
Para el experto en movilidad, la principal razón por la que no prosperó el metro durante décadas fue la falta de continuidad en los acuerdos entre el Gobierno nacional y la administración distrital.
Hidalgo señaló que, incluso cuando se lograban consensos, estos se rompían con los cambios de gobierno. “Eso fue lo que pasó en 1998 y también antes, durante los años 80, cuando Hernando Durán quería avanzar el proyecto y el gobierno de Belisario Betancur decidió no apoyarlo”, comentó.
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Además, recordó que Medellín logró construir su metro porque sí obtuvo respaldo nacional, aunque con sobrecostos considerables. Afirmó que la presión por avanzar en Bogotá volvió con la elección de Samuel Moreno, quien impulsó nuevos estudios, pero se tardó en ejecutar. Más adelante, bajo el gobierno de Juan Manuel Santos y la alcaldía de Enrique Peñalosa, se lograron cumplir los requisitos técnicos y contractuales para adjudicar la obra en 2019. Hidalgo destacó que el proyecto obtuvo continuidad con la administración de Claudia López y ahora con Carlos Fernando Galán.
Modelo actual del metro de Bogotá: diferencias, riesgos y aprendizajes
En cuanto al modelo que hoy se ejecuta, el profesor explicó que incluye una línea elevada (a diferencia de la propuesta subterránea que se analizó durante la alcaldía de Gustavo Petro), acompañada por troncales alimentadoras en la Avenida 68 y la Avenida Ciudad de Cali. Para él, se trata de un enfoque integral: “No se pensó solo en una línea, sino en un sistema”, afirmó.
Sobre los riesgos del proyecto, Hidalgo consideró que siempre existen, pero que el modelo contractual actual (por concesión y a precio fijo) reduce la probabilidad de sobrecostos. También resaltó la importancia de contar con todos los elementos de operación incluidos desde la contratación, algo que impidió problemas como los que tuvo Quito, donde el metro se terminó de construir, pero no se pudo operar por falta de preparación.
"Riesgos siempre existen, pero el modelo contractual que se adoptó por concesión completa a un precio fijo disminuye la posibilidad de que el distrito tenga que poner recursos adicionales durante la ejecución del proyecto, que en el caso de Medellín fueron bastante grandes. En Medellín se contrató por 600 millones de dólares y terminó costando 2.000 millones de dólares. Ese cambio no lo vamos a ver en Bogotá por la manera como se contrató el proyecto y además se está cumpliendo el cronograma, que es algo raro en proyectos metro. La mayoría de proyectos metros incumplen el cronograma de ejecución, incumplen el presupuesto y lo que estamos viendo hasta ahora en Bogotá es un proyecto que cumple", resaltó el profesor Darío Hidalgo.
Finalmente, subrayó el papel de la coordinación institucional y del liderazgo del alcalde: “Sin esa coordinación y liderazgo, no se hubiera logrado”, afirmó. Añadió que, hasta el momento, el metro de Bogotá avanza dentro del presupuesto y cumple con los plazos establecidos, lo cual es inusual en proyectos de este tipo.